Kintsugi, belleza en las cicatrices

¿Habéis escuchado alguna vez hablar del arte japonés llamado Kintsugi?

Cuenta la tradición que en el siglo XV, el comandante Ashikaga Yoshimasa devolvió al fabricante un bol de porcelana china roto para que se lo arreglaran. Ante tal requerimiento, se optó por el método habitual de la época, que consistía en agujerear los trozos y ensamblarlos con alambres. Esto no terminó de convencer a Ashikaga, ya que lo encontraba basto. Una vez le fue devuelto el bol, los artesanos locales intentaron dar con una solución que ofreciera resultados más bellos, así que probaron a unir las piezas usando una amalgama de resina y oro.

El resultado era espectacular. Tanto que marcó el comienzo de una tradición artística: El Kintsugi o Kintsukuori, traducido como juntas de oro, o reparación de oro.

En realidad, la resina también se puede mezclar con plata o con platino, para obtener resultados diferentes. Lo esencial es que las piezas queden bien unidas, y las grietas rellenas por los bellos filamentos de la resina. No importa que a la vista resulte evidente que la cerámica se rompió y ha sido reparada. Eso la hace aún más bella, especial y única… la llena de historia…

 

 

Igualmente, las personas, muchas veces no nos damos cuenta de lo hermosas que son nuestras cicatrices. Y no me refiero sólo a las de la piel, sino también a las del alma. El camino recorrido te ha ido marcando para convertirte quién eres. Luces cicatrices, porque demuestras haber sido fuerte, haber aguantado los envites y las jugadas del destino con entereza. La vida nos va modelando, como si fuéramos figuras de barro. No importa que el resultado final se asemeje a una pieza de kintsugi, no importa en absoluto… La historia que cuentan las finas líneas doradas, el haberse reconstruido con arte y belleza, es lo que la ha convertido en una auténtica obra de arte.

No infravalores tus lecciones, no desperdicies tu dolor. Si algo aprendiste, valió la pena. <3

 

Photo 1: Galaxies and Hurricanes

Photo 2: Pomax

8 comentarios en «Kintsugi, belleza en las cicatrices»

  1. Totalmente de acuerdo. Hay cicatrices que siguen doliendo si las miras y otras que simplemente te hacen sentir fuerte y en paz.

    Y todas tienen una historia que habla de ti.

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  2. Hola Luna,

    Quién no tenga cicatrices, es que no ha vivido la vida tal y como es. Las cicatrices son nuestra huella, parte de nuestro camino y del esfuerzo que hemos hecho por salir adelante y crecer como personas.

    No conocía este arte y el resultado es precioso.

    Besotes.

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  3. Muy esclarecedor tu artículo.
    En ocasiones las cicatrices de una persona todavía sangran, con el tiempo cierran y se quedan ahí, al observarlas detenidamente puedes darte cuenta de su verdadera importancia, puesto que son el testigo de lo que se ha vivido y aprendido, tanto si se ha ha superado como si no, pasando a formar parte de la historia personal de cada ser humano.

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  4. Siii, me encanta esta técnica! La descubrí hace poco y me pareció hermosa, tanto por la belleza de cómo queda como por cómo de puede interpretar el mensaje <3

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    • Mmmm… La verdad es que sí que parece que leyeron mi post. Es muy parecido hasta en la estructura, pero no es un plagio, técnicamente hablando. Gracias Carlos!

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