¡Hola lunáticos!
El otro día, me encontré por casualidad, la página de Alo Yoga, una firma americana que fabrica ropa para practicar yoga y de la que me he enamorado hasta la médula. Los diseños son preciosos… o lo siguiente. Hay prendas que me pondría hasta para ir a la compra, o tomar café con amigos. (Why not?)
El tema es que me parece maravilloso que el bienestar (¡por fin!) se haya puesto de moda, que cada vez nos preocupemos más por estar mejor y llevar estilos de vida más respetuosos, y que, consecuentemente, cada vez haya más compañías que se esfuercen por cubrir la demanda que está surgiendo, pero… ¿no nos estamos desviando un poco de lo esencial? ¿Lo más importante a la hora de practicar yoga es el modelito?
Que nadie me malinterprete. Alo Yoga me parece caro… No puedo permitirme gastar 90 euros en unos pantalones para meditar (los artículos en oferta quizás sean más asequibles), pero… ¿Tanto marketing no está camuflando la esencia?
A ver, si lo pongo en una balanza, me parece bien que prácticas y hábitos positivos que antes parecían destinados a una minoría se generalicen. Es bueno que toda la sociedad se beneficie de ciertas cosas, aunque no llegue a comprenderlas del todo, e incluso aunque en algunos casos se desvirtúen, que es precisamente lo que está pasando con el yoga y la meditación. Pero tanta pose acrobática de modelos atléticas, tanta yoga celeb, tanto Instagram, tanto Pinterest, tanto marketing… a veces parece que nublan el objetivo verdadero.
Es difícil establecer la barrera de hasta qué punto es positiva una mayor «comercialización», de algo que, en esencia, es espiritual. Por ahora, yo prefiero que lo ecológico, lo orgánico, lo sano, lo natural, el yoga, la meditación, la astrología, el despertar de la conciencia… etc, sigan poniéndose de moda, aunque haya que pagar un pequeño precio, y mucha gente adopte un estilo de vida, del que desconoce el contenido, sólo porque es trendy. Por supuesto que hay un precio a pagar… pero de momento veo más beneficio en ello, que si sigue restringiéndose a una minoría elitista… El único peligro, a mi juicio, es que las modas pasan, mientras que lo que de verdad comprendes, te acompaña para siempre… 🙂
En definitiva, que no me parece mal aparecer en clase de yoga «divina de la muerte», tirarle los trastos al profesor, si se asemeja a una yoga star, e imaginarte con él en posturas diferentes… siempre que se entienda que detrás hay mucho más. No es negativo cuidar las formas, la estética… (Oh, dulce Venus!) pero por favor, mantengamos la esencia 😛
¡Espero vuestras opiniones!
4 comentarios en «Alo, El fashionismo llega al yoga»
Totalmente de acuerdo! 😉
Totalmente de acuerdo contigo, yo soy de las que hace yoga en casa y en pijama. No me molestaría tener ropa trendy con la que practicarlo, como tu bien dices, sería un pluss. Sin embargo no creo que sea la esencia del yoga.
Hace poco que me he encontrado con tu blog y no sabes la alegría que me ha dado, me encanta la sencillez y calidez con la que trasmites tus ideas y conocimientos. Seguiré atenta! Saludos.
Gracias, María. ¡Chulísimo tu blog! 🙂
Creo que el problema es que se llama yoga cuando se trata de la práctica de asana y a veces pranayama (que encuentro genial). Siendo estudiante de vedanta, mi profesor utiliza la palabra yoga con su significado milenario y es una lastima que una corriente filosofica tradicional se pueda confundir con un deporte y eso confunde mucho.