El otro día leía sorprendida que es muy posible que lluevan diamantes en Júpiter y Saturno. Al menos eso es lo que dicen científicos americanos basándose en la proporción de carbono que han encontrado en sus atmósferas. Estos diamantes llegarían incluso a fundirse y formar un mar de olas iridiscentes que cumplirían el sueño de cualquier amante del glamour y el lujo. ¿Increíble, no?
Me fascina la idea de ser capaz de contemplar una lluvia de diamantes en las estrellas… A decir verdad, las lejanas estrellas se me antojan como pequeños brillantes sobre un cielo de terciopelo azul. 🙂
Entonces recordé la frase de Confucio que dice que «Es mejor un diamante con un defecto que una piedra sin él«. En el fondo se trata de una hermosa metáfora y puede ayudarnos mucho a sobrellevar estos tiempos en los que Marte recorre Virgo y exacerba nuestro perfeccionismo hasta límites insospechados. Quizás deberías ser menos dura contigo misma, quizás deberías pararte a descubrir el diamante que llevas dentro de ti. Todo diamante fue primero una piedra de carbón… y ¿qué importa si no es perfecto? Sigue siendo un diamante y brilla como tal… No dejes que nadie ponga en duda tu valor, no se te ocurra ser tú misma la primera persona que lo cuestione.
[color hex=»#8d7825″]Photo: Kim Alaniz[/color]